domingo, 9 de junio de 2019

¿Qué piensas que pueden aportar las nuevas tecnologías a la enseñanza de lenguas? ¿Por qué?


Hará aproximadamente dos semanas fui a casa de mi prima a ver a mi sobrino. Tenían una comida y mi prima se estaba arreglando. Mientras entraba por la puerta me “lanzó” al niño a mis brazos y gritó mientras se alejaba por el pasillo: “¡Entretenlo mientras me arreglo!”. Mi sobrino Daniel tiene dos añitos y es el niño más hiperactivo que he visto en años. Por lo que allí estaba yo, con un bebé en brazos y una misión: entretenerlo.

Lo primero que hice fue ir al comedor y sentarnos en el sofá. Como todos hacemos, saqué mi móvil del bolsillo y lo puse encima de la mesa del comedor. Me senté con el niño en el sofá y empezamos a ver las imágenes de un libro infantil. Ahora bien, mi sobrino, que no se le escapa nada, no dejaba de levantar la vista hacia la mesa, hasta que finalmente alzó su brazo con el dedo anular en punta señalando hacia mi móvil y dijo: “¡Ehh!”. Aunque sus habilidades comunicativas son todavía muy limitadas, entendí perfectamente que quería mi móvil, así que lo cogí y se lo di. No solo me acercó el móvil para que lo desbloqueara, sino que una vez desbloqueado fue directamente a la app de YouTube y me lo volvió a acercar para que le pusiera los vídeos de su adorada Patrulla Canina. Bien, con esta experiencia quiero demostrar que, tal y como se dice popularmente, los niños ya no vienen con un pan debajo del brazo, sino con un iPad. Esta imagen del día a día podemos trasladarla perfectamente a las aulas.

Aunque mi vida laboral es todavía muy corta, he tenido la oportunidad de trabajar en colegios británicos y en academias de idiomas. Cada vez que me enfrentaba a una sesión, lo niños (siempre niños de primaria) esperaban que al menos pusiera un vídeo y un audio. Es decir, el uso de material audiovisual a través de ordenadores, tabletas o cualquier otro dispositivo digital ya no es una opción, sino una obligación. La tarea de preparación de las sesiones ya no se basa únicamente en qué páginas del libro o qué ejercicios vamos a ver en clase, sino que se amplía a qué vídeos puedo utilizar, qué imágenes puedo mostrar o que audios deberían escuchar. Este cambio se ha producido de manera brusca, ya que cuando yo acabé la educación primaria (que hace ya la friolera de doce años) las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) estaban empezando a emplearse en clase. En definitiva, si queremos ser profesores del siglo XXI hemos de saber pilotar las TIC como si fuéramos ingenieros informáticos.

Ahora bien, ¿qué beneficios aporta a las clases? Desde mi punto de vista, como profesor de idiomas, las TIC nos permiten trasladar el mundo real al aula. Tiempo atrás el aula era una burbuja que poco se asemejaba a la realidad a la que los alumnos se iban a enfrentar. Gracias a las TIC podemos enseñar el idioma “de la calle”, el idioma real. No es necesario que nos limitemos a los típicos audios que vienen en los CD de los libros de idiomas, esos audios tan poco auténticos que durante tantos años nuestros profesores de inglés han estado reproduciendo en su reproductor de CD. Hoy en día contamos con recursos prácticamente ilimitados que tenemos al alcance de un clic.

Como consecuencia de este gran pozo sin fondo que es internet, encontramos una gran cantidad de ruido que un profesor ha de saber identificar y discriminarlo del material que realmente es útil. Pero, ¿estamos preparados para ello? Yo mismo en mis clases me he dado cuenta de que el material que había escogido no era idóneo para el nivel de mis alumnos, aunque desde mi escritorio me pareciera, como diría Platón, el recurso “ideal”. Son muchísimos los factores que hacen que un recurso sea apropiado: la sintaxis que se emplea, el vocabulario, la situación comunicativa, etc. Aunque seamos profesores jóvenes nacidos dentro de la archiconocida generación Y o millennial y “dominemos” las TIC, en ocasiones el mundo digital se nos queda grande y no sabemos lidiar con él.

En definitiva, las TIC han irrumpido en las aulas y han venido para quedarse. Olvidémonos de las clases tradicionales de manual. Abracémonos a nuestro iPad y recemos a San Google para que nos provea del recurso “ideal”. Ahora bien, seamos críticos y no nos quedemos con lo primero que encontramos. Pensemos en nuestros alumnos y sus necesidades. Al fin y al cabo, ellos han de ser nuestra prioridad y de nosotros depende que el material audiovisual que consuman en el aula sea pertinente.

¡Hola de nuevo!  En esta ocasión os traigo una presentación con una unidad didáctica con la que trabajar los pretéritos en español. Se tra...